Hoy quizás hago el escrito con más dolor y sentimiento encontrado desde que inicié esta columna semanal. Luego de ver el sufrimiento de mis padres, las lágrimas de mis hijos y esposa por los 10 meses de injusto encierro, al que fuimos sometidos, no es fácil ver cómo se desenmascara el régimen de terror al que fuimos sometidos tanto mi familia como otros cientos de familias que sufren estas persecuciones, producto de una mente enferma, rencorosa y sin corazón alguno.
Sí, cientos de familias, porque fuimos más de 200 detenidos entre políticos y empresarios por esta ola de odio y venganza, pero nosotros eso lo sabíamos, lo que me duele como director de un medio de comunicación es ver cómo al desvelarse la conspiración por la investigación seria de la decana de la prensa nacional La Estrella de Panamá, algunos medios "serios" y tradicionales no dicen nada, ¿será que existe un silencio cómplice o es que el terror judicial llegó a esas redacciones?
Ni en los días más oscuros de la dictadura militar se vio este terror, los medios alzaban su voz en defensa de las mayorías desprotegidas, pero hoy algunas televisoras y medios escritos callan, la pregunta sería: ¿fueron parte de este complot o están tan aceitadas con los dineros del Estado que su dignidad periodística fue comprada?
¿Dónde están los gremios de la sociedad civil alzando su voz? ¿Dónde está el Colegio Nacional de Abogados haciendo la protesta obligada? ¿Dónde estamos los panameños decentes que en esta situación deberíamos luchar en las calles?
Aquí se destruyeron empresas, se dañó la reputación de familias enteras, se separaron hijos de sus padres, todo orquestado desde las cúpulas del poder en el país. El daño colateral que infringió a decenas de familias por saciar una sed de venganza es incalculable. Muchos perdieron sus empleos, otros cerraron sus compañías, niños que tuvieron que enfrentar el bullying en sus escuelas. En síntesis, un país no puede avanzar con un régimen de terror que utiliza las instituciones democrática para someter a un pueblo a sus caprichos.
Como cristiano me enseñaron a no odiar, a perdonar, a poner la otra mejilla, pero ¿eso se podrá después de ver a mis hijos y los hijos de mis amigos sufrir por los carcelazos injustos? ¿Podremos recomponer esta sociedad dividida por el odio, el rencor y las ganas de venganza? Hay heridas muy profundas causadas por este gobierno que en estos cuatros años y meses solo se ha caracterizado por perseguir a sus adversarios, porque la economía anda por el piso, aunque todavía no terminan de aceptarlo. Por eso hay que reconstruir a nuestro país por el sendero del respeto a la ley, el respeto a nuestros semejantes y a cumplir con nuestro compromiso de un Panamá próspero y con igualdad de oportunidades.
Yo haré lo propio para encontrar el camino que nos lleve a mejores días, trataré de pasar la página en términos personales, pero si es verdad lo publicado por La Estrella de Panamá, aquí deben de ir a las cárceles quienes destruyeron esta nación, sumiéndola en el caos, el temor y la injusticia.
Quiero oír a los medios que hoy callan, defender a los que nos violaron nuestros derechos, quiero oír a los gremios defender el Estado de derecho, quiero oír a los panameños protestar para que esto nos siga pasando, demostrar que el espíritu de Urracá y Victoriano sigue vivo en nuestro ADN.